No, no es papiamento ni me volví loco. Es el nombre de Dublín en Gaelic (Gaelige, lengua nativa de Irlanda). Literalmente quiere decir ‘
El Pueblo del Vado de la Valla de Estacas’, refiriéndose al asentamiento fundado en el año 998 por el High King Mael Sechnaill II, adjuntando el pueblo de Dubh Linn en el Estanque Negro. Hasta aquí la parentesis cultural.
Este verano tuvimos la oportunidad de viajar a Dublin para visitar a nuestros amigos Joseph y Mónica. Quedamos enamorados de la ciudad y de la magia que encierra. Además de que los Remesar-Medina fueron muy buenos anfitriones. Los tres lo pasamos genial, de hecho puedo decir que se puede viajar con Mariana tranquilamente. A sus 3 años y medio se le puede considerar una excelente compañera de viaje. Paseamos con ella por la O’Connell Street, visitamos el Spire, símbolo del dublín moderno; nos encontramos con el conocimiento en el Trinity College (1592), nos rodeamos de naturaleza en el St. Stephen’s Green (1663), nos divertimos en la zona el Puerto (Dun Laoghaire) donde había un Festival de las Culturas, nos topamos con viejos famosos (Andrew McCarthy estaba por allí paseando con su familia) y hasta tuvimos un concierto de mariachi en privado!
Obviamente parada obligada era el Temple Bar. Yo tenía que tomarme una Guinness allí, que de hecho le agarré el gustico a dicha cerveza negra. La sorpresa es que esa zona en concreto se llama Temple Bar, gracias a ese pub. Ahi está por ejemplo el Irish Theater Festival, o el hotel de Bono (El Clarence Hotel). Una multiculturalidad condensada en unas cuantas calles dublinesas.
Luego una paradita por el Dublin moderno, el distrito financiero, donde se pueden ver los nuevos estilos de arquitectura: mucho vidrio y metal.
Le dedicamos un día a Mariana con la visita al Zooloógico de Dublin, muy bonito y bien conservado, como la misma ciudad. Me sorprendió la limpieza de las calles, no la vergüenza que a veces me encuentro por estos lados del mediterráneo. Lo que es la influencia anglosajona.
Luego con Joseph nos dimos una escapadita a la noche. Estuvimos en el Oval, pub donde se filmó una mitica película de John Wayne, luego a uno de los pubs que frecuentaba James Joyce y que narra en su novela Ulysses, sitio restaurado manteniendo la decoración años 20, y por último a un típico Irish Pub, con musiquita en vivo y las pintas de Guinness que paseaban por todo el recinto. Muy personal y muy intimista, a pesar de las turistas vascas que se pasaron toda la noche molestando sacándose fotos... lo que es no tener sentido común.
En fin, que lo pasamos en grande y en buena compañía.
Ahora unas cuantas imágenes :)



